diciembre 30, 2006

Y se terminó el año

¡Clang! y el rodaje entra finalmente en su posición en el eje
¡Clang! y el eje entra dentro de la base del reductor. Y luego pintan la base y dejan que se seque. Y es el último trabajo del año y no queda más que hacer. Y con el pito del final del día (aunque es solamente el mediodía) los muchachos se felicitan unos a otros y dan un grito de alegría cuando mi padre hace que traigan una caja de cervezas y empieza la celebración, pero mi viejo y yo nos retiramos porque hay cosas que hacer todavía: ir al banco, visitar a algunos ingenieros, y mucho más.

Regresamos en la tarde. Los chicos ya se han ido. No se escucha nada en taller. El zumbido de los tornos, de las sierras, de los taladros se ha callado hasta la próxima semana. Estamos en el fondo del taller mi viejo y yo, viendo que es lo que hay, que es lo que falta, que es lo que tenemos y que es lo que se necesita para empezar el trabajo en el 2007 y hacemos conversación ligera, mientras caminamos hacia las oficinas, apagando una a una las luces, mientras el taller se sumerge en la oscuridad a nuestras espaldas.

Ya en la oficina, sentados ante el escritorio, nos ponemos a conversar sobre el 2006. Ha sido un bueno año, por suerte, al fin de cuentas. Conversamos sobre los planes para el próximo año y lo que deberíamos esperar cuando entra la señora que prepara el almuerzo y el lonche para los muchachos, trayendo una Inka Cola y un paquete de galletas, por encargo de mi padre. Y no sé si lo hizo a propósito o simplemente porque tenia algo de sed y hambre, a veces mi viejo hace cosas que lo tocan a uno. Porque recordé sin proponérmelo que hace 25 años, sentados en una mesa en un tienda, rodeados de Oso y Sultán, mi viejo y yo compartíamos lo mismo, un paquete de galletas de soda Field y una Inka Cola. Y yo a los 4 años lo pasaba bomba en aquel taller de mi abuelo donde trabaja mi padre y ahora 25 años después me lo estoy pasando bomba en el taller de mi viejo. Y me gusta pensar que tal vez, tal vez… en 25 años mi hija o mi hijo estarán acompañándome en mi oficina, tomando gaseosa y comiendo galletas. No importa que no quieran seguir con esto, con la empresa, solo que estén ahí, a mi lado. Ya veremos.

Ha sido un buen año. Sobre todo por ti. Sí, tú, que estás allí y que me has enseñado mucho sobre aquello que me faltaba: el amor. Gracias por entrar en mi vida Betsabe.

Ha sido un buen año.

2 comentarios:

Gastón dijo...

Un buen año si lugar a dudas. Con buena estrella para todos. Feliz año (las dos cosas que eso significan)

Lady Bathsheba dijo...

qué roche! no esperaba mención al final... y nada.. él que me está enseñando es ud.