abril 01, 2008

¿Que te cuesta?

Supongamos un día normal, para cualquiera de nosotros. Más o menos todos hacemos lo mismo en un día cualquiera, y sería algo como esto:

Te despiertas, te bañas, tomas tu desayuno (si tienes tiempo) y sales volando a tu trabajo, algunos en sus carros, otros correrán a tomar su micro, su taxi, su combi. Si tienes que tomar transporte público, le pagas al cobrador y cuando llegas a tu destino te bajas. En la puerta de tu trabajo es muy probable que haya un vigilante o tal vez la recepcionista. Entras volando y empiezas a trabajar.

Tal vez, si tienes carro propio, tengas que echarle gasolina, entonces te vas al grifo, pides la calidad y cantidad de gasolina que deseas, pagas y te vas a tu trabajo.

Tal vez este día tengas que ir al banco, a pagar tus servicios, tu tarjeta, la pensión del colegio y/o universidad de tus hijos, tus tarjetas de crédito o qué sé yo. Siempre hay un policía delante de la puerta del banco que tal vez te abra la puerta y entras y haces tú cola y cuando llegas a la ventanilla el cajero(a) te atiende, haces tus transacciones y te vas, corriendo, posiblemente de regreso a trabajar o a almorzar.

Y a veces te vas a almorzar con los compañeros y en el restaurante al que hayan decidido ir te atenderá un mesero(a), que te atenderá y al final te dará la cuenta. Pagas o pagarán todos juntos y se van.

Tal vez tengas que ir a un supermercado después del trabajo, a comprar lo que tengas que comprar. O tal vez aproveches y te vayas al cine, o al teatro, o algún show o algo parecido, nuevamente no sé. Y habrá alguien que te atienda.

Y al final tu día habrá transcurrido como cualquier otro.

Ahora mira tu día de esta manera:

Te despiertas, te bañas, tomas tu desayuno (si tienes tiempo) y sales volando a tu trabajo, algunos en sus carros, otros correrán a tomar su micro, su taxi, su combi. Si tienes que tomar transporte público, le pagas al cobrador y cuando llegas a tu destino le agradeces a pesar que el cobrador se haya comportado como un neanderthal y te bajas. En la puerta de tu trabajo es muy probable que haya un vigilante o tal vez la recepcionista, los saludas al entrar volando y empiezas a trabajar.

Tal vez, si tienes carro propio, tengas que echarle gasolina, entonces te vas al grifo, pides la calidad y cantidad de gasolina que deseas, pagas, le agradeces al grifero y te vas a tu trabajo.

Tal vez este día tengas que ir al banco, a pagar tus servicios, tu tarjeta, la pensión del colegio y/o universidad de tus hijos, tus tarjetas de crédito o qué sé yo. Siempre hay un policía delante de la puerta del banco que tal vez te abra la puerta, lo saludas y le agradeces la gentileza y entras y haces tú cola y cuando llegas a la ventanilla saludas al cajero(a) que te atiende, haces tus transacciones, le agradeces la atención y te despides y sales corriendo, posiblemente de regreso a trabajar o a almorzar.

Y a veces te vas a almorzar con los compañeros y en el restaurante al que hayan decidido ir te atenderá un mesero(a), que te atenderá y al final te dará la cuenta. Pagas o pagarán todos juntos y se van. Y antes de irte le agradeces al mesero(a), por su atención.

Tal vez tengas que ir a un supermercado después del trabajo, a comprar lo que tengas que comprar. O tal vez aproveches y te vayas al cine, o al teatro, o algún show o algo parecido, nuevamente no sé. Y habrá alguien que te atienda. Y lo saludas y agradeces una vez más la atención que te prestan.

Y al final tu día habrá transcurrido, como cualquier otro. Pero me pregunto, si notaste las pequeñas diferencias.

¿Qué te cuesta, ciudadano común y corriente de esta ciudad, comportarte como un ser civilizado? ¿O no has notado el rostro de alguien que te brinda un servicio o que te atiende, cuando les agradeces? ¿O los de la gente por la que te tomas unos segundos de tu apretadísima agenda para saludar? ¿Has visto como una ligera sonrisa, pequeña en verdad, pero realmente sincera, se dibuja en sus rostros por unos segundos cuando les agradeces su trabajo, y cuando reconoces su existencia?

Lo cortés no quita lo valiente. Cursi, lo sé, pero es verdad. Así que te pregunto nuevamente ¿qué te cuesta?