Ah, la política. "La destructora de fiestas y amistades" suelo llamarla. Porque si para algo sirve la política es para que la gente se pelee. Y es interesante en verdad, ya que la política debe promover la democracia y ésta, la tolerancia. Pero en estos últimos días he escuchado cada conversación y discusión sobre los candidatos, sobre sus propuestas, sobre el TLC, y que inga o mandinga que más parece una pelea de callejón que una discusión cerebral de puntos de vista y debate.
Sí, que la cosa está difícil. Sí, que la coyuntura actual es desastrosa. Sí que hay que salvar la democracia votando por el mal menor. El mal menor. O sea Alan. ¿Es Alan el mal menor? No sé la verdad. ¿Es Humala un peligro? Tal vez lo sea, tal vez no.
Y el domingo hay que votar. Que la fiesta democrática y demás. No pienso votar por Humala. No me agrada para nada sus bravatadas, su falso orgullo, su idea que el país es un cuartel y hay que poner orden a la mala. No. Pero tampoco pienso votar por Alan. Soy uno de los tantos sobrevivientes de Alan. Yo hacía colas para el pan, la leche, azúcar y todo eso. Yo sé lo que es la especulación. Yo sé lo que es tener que luchar para que gobierno no te quite los ahorros de toda la vida de tu familia en el banco. Yo tomé leche ENCI y comí arroz con gorgojo. Y como miles de limeños no me bañe ese día, sí, ese día que el agua vino con olor a caca y demás inmundicias. Y sé lo que es la burocracia y el tarjetazo porque lo vi en vivo y en directo.
Claro, Alan no lo va a volver a hacer, eso es más que seguro. El problema es que no sé con que cosas nuevas me saldrá.
Así que el domingo viciaré mi voto. Y aunque suene raro podré dormir tranquilo. Porque si sale Alan o Humala y la cagan podré decir "yo no vote por él". Y si no la cagan y, oh sorpresa, hacen las cosas bien, podré decir "yo no vote por él".
Es simplemente un asunto de conciencia. Y poder dormir tranquilo.
Sí, que la cosa está difícil. Sí, que la coyuntura actual es desastrosa. Sí que hay que salvar la democracia votando por el mal menor. El mal menor. O sea Alan. ¿Es Alan el mal menor? No sé la verdad. ¿Es Humala un peligro? Tal vez lo sea, tal vez no.
Y el domingo hay que votar. Que la fiesta democrática y demás. No pienso votar por Humala. No me agrada para nada sus bravatadas, su falso orgullo, su idea que el país es un cuartel y hay que poner orden a la mala. No. Pero tampoco pienso votar por Alan. Soy uno de los tantos sobrevivientes de Alan. Yo hacía colas para el pan, la leche, azúcar y todo eso. Yo sé lo que es la especulación. Yo sé lo que es tener que luchar para que gobierno no te quite los ahorros de toda la vida de tu familia en el banco. Yo tomé leche ENCI y comí arroz con gorgojo. Y como miles de limeños no me bañe ese día, sí, ese día que el agua vino con olor a caca y demás inmundicias. Y sé lo que es la burocracia y el tarjetazo porque lo vi en vivo y en directo.
Claro, Alan no lo va a volver a hacer, eso es más que seguro. El problema es que no sé con que cosas nuevas me saldrá.
Así que el domingo viciaré mi voto. Y aunque suene raro podré dormir tranquilo. Porque si sale Alan o Humala y la cagan podré decir "yo no vote por él". Y si no la cagan y, oh sorpresa, hacen las cosas bien, podré decir "yo no vote por él".
Es simplemente un asunto de conciencia. Y poder dormir tranquilo.