Tengo una suerte loca en lo que se refiere a asistir a un espectáculo. Por alguna extraña razón se confabulan en mi contra cuanto dios existe por allí para malograrme la velada. Claro que por ahí debe haber un dios (o diosa prefiero creer) al que le caigo bien y hace algo por salvar el día resultando en algo completamente distinto pero bello. Me explico.
Hace algunos años cuando Pataclaun se presentaba con "Pataclaun en…rollado" y yo estaba en secundaria, o sea misio a más no poder, junté mis chibilines y centavillos y junto con mi pata Piotr compramos entradas para el show, en un teatro que estaba en Larco. El show estaba excelente, cada bloque era muy bueno y Piotr y yo nos destornillábamos de risa en nuestros asientos. Y entonces y sin previo aviso como suele suceder, se fue la luz. O sea, nos quedamos sin corriente eléctrica. Se cerró el telón y la desazón de la gente se sentía en el aire y ya muchos nos estábamos preguntando si nos devolverían las entradas o como haríamos. Algunos nos quedamos sentados con esa pequeña esperanza que la luz regresaría pero bueno, no iba a ser así. 5 minutos después y ya con la resignación a cuestas nos levantábamos de nuestros asientos cuanto el telón se abrió otra vez. Y todos los integrantes de Pataclaun de aquella vez salieron al escenario e hicieron algo que no habían hecho para nadie. Actuaron a oscuras entre velas y linternas, una total improvisación, exclusiva para quienes estuvimos allí. Duró al menos unos 45 minutos hasta que regresó la luz y volvieron a sus sketchs programados. Pero esos 45 minutos extras se convirtieron en entrañables para mi.
Me ha pasado varias veces y ayer me volvió a pasar. Betsabe, su amiga Erica y yo fuimos al Stachmo a escuchar "Silvio a la Carta", grupo que canta las canciones de Silvio Rodríguez. Era a las 8 y ya estábamos dentro del local. Empezó el show con una canción muy buena y el ambiente se estaba poniendo bueno después de "Preludio de Girón". Empezaba la quinta canción y zas, se fue la luz. Y mientras la gente se preguntaba si volvería la luz o no, los integrantes de "Silvio a la Carta" hicieron, según ellos mismos dijeron, algo que nunca habían hecho en 10 años de presentaciones: cantaron para nosotros a capella, con guitarras, flauta, y percusión, lo que convirtió la velada en algo realmente personal e íntimo. Escuchar todas esas canciones por 2 horas, a plena voz sin micrófonos ni amplificadores, al lado de esa persona tan especial para mí, acurrucados en la oscuridad, canciones que hablaban de valentía y amor, de fuerza y esperanza, fue lo máximo.
La corriente eléctrica regresó 10 minutos antes que terminara el show. Las últimas 3 canciones fueron con micro, amplificadores y demás, igualmente llenas de buena vibra y energía. El show terminó, no hubo tiempo para el encore porque ya debía empezar el siguiente espectáculo. Y nos fuimos nomás. Yo con corazón lleno de amor y canción y tarareando cada canción que recordaba: "Sólo para verle, sólo para amarle, sólo para serle, solo y no olvidarle…"
Ahora, perdónenme que los deje solos, tengo que ir a bajar algunas canciones y comprar algunos cd´s.
Ando como hormiguita por tu espalda
ando por la quebrada dulce de la seda
vengo de las alturas de tus nalgas
hacia el oro que se derrama y se me enreda.