Hace 10 años regresaba yo de una reunión con los patas, después de una sesión del más puro “nerdismo” (léase videojuegos, D&D, comics y demás hierbas). Ya era tarde cuando llegué, pero mis padres y mis hermanos estaban todos en la cocina y cuando entré todos estaban con la sonrisa en la cara y no decían nada. Yo no entendía que pasaba y por qué estaban tan divertidos, cuando de debajo de la mesa salió una motita negra de pelo, tan chiquita que cabía en una mano, corriendo por todos lados, tan rápido que se resbalaba por el suelo. Llegó corriendo hasta mí a pelearse con los pasadores de mis botines, cuando estornudé y entonces se asustó y se metió corriendo debajo de la mesa nuevamente, y desde allí me ladraba, con sus cuartos traseros levantados y toda desafiante, esa minúscula mota de pelos.
Así entró en mi vida, hace 10 años. Se convirtió en un miembro más de la familia, nos dio mucha felicidad, mucho cariño. Era lo máximo. Nunca vi un ser más conchudo y desobediente. Era altamente altanera y sin embargo sumamente cariñosa.
Se subía a las camas, a los muebles y cuando le llamabas la atención te miraba como diciendo, “estás loco, déjame en paz, tengo sueño”. Cuando descansaba a veces, venia corriendo a echarse a mi lado y yo podía pasarme horas echado, leyendo y ella a mi lado, dormida, roncando suavemente. Cuando terminaba de comer se limpiaba la boca, como toda una lady… en la pierna del pantalón o jean que tuviera más cerca.
Hace meses estaba malita. 10 años no son de menos, pero el jueves en la noche se levantó de su camita, y se echó a correr por toda la casa, se metió a cada cuarto y rincón que recordaba, debajo de las camas, saltando sobre ellas y su corazoncito agitado no daba más. Y luego entró a la cocina campante, como siempre, con su aire altanero y se comió toda su comida como no hacia hace semanas. No quiso tomar su medicina, no dejaba que se la diéramos. El viernes en la mañana me vino a despertar, cansadita, la deje durmiendo en mi cama. Me despedí de ella como siempre, no se levantó pero me movió la cola como siempre y me despedí por última vez.
Mi Marilyn se ha ido. Descansa pelusita, sé que nos seguirás cuidando igual que lo hacías cuando estabas con nosotros.
Así entró en mi vida, hace 10 años. Se convirtió en un miembro más de la familia, nos dio mucha felicidad, mucho cariño. Era lo máximo. Nunca vi un ser más conchudo y desobediente. Era altamente altanera y sin embargo sumamente cariñosa.
Se subía a las camas, a los muebles y cuando le llamabas la atención te miraba como diciendo, “estás loco, déjame en paz, tengo sueño”. Cuando descansaba a veces, venia corriendo a echarse a mi lado y yo podía pasarme horas echado, leyendo y ella a mi lado, dormida, roncando suavemente. Cuando terminaba de comer se limpiaba la boca, como toda una lady… en la pierna del pantalón o jean que tuviera más cerca.
Hace meses estaba malita. 10 años no son de menos, pero el jueves en la noche se levantó de su camita, y se echó a correr por toda la casa, se metió a cada cuarto y rincón que recordaba, debajo de las camas, saltando sobre ellas y su corazoncito agitado no daba más. Y luego entró a la cocina campante, como siempre, con su aire altanero y se comió toda su comida como no hacia hace semanas. No quiso tomar su medicina, no dejaba que se la diéramos. El viernes en la mañana me vino a despertar, cansadita, la deje durmiendo en mi cama. Me despedí de ella como siempre, no se levantó pero me movió la cola como siempre y me despedí por última vez.
Mi Marilyn se ha ido. Descansa pelusita, sé que nos seguirás cuidando igual que lo hacías cuando estabas con nosotros.
4 comentarios:
OOOOOOOY que pena!!!Pobrecita tu Pelusita!Ay la Marilyn a mi me encantaba, era de mi tamaño y siempre se echaba a que la acariciaras donde te diese la gana cuando a ella le daba la gana.
Lo maximo.
Descansa en el cielo que ya tienes una estrella.
Hum, tengo unas fotos de ella de diciembre. Te las voy a pasar. Siento mucho la pérdida.
Lo siento...
Ud. ya sabe...
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